Sí, las plantas gritan cuando están en peligro. Y no, a esto no lo escuché de su misma boca en un viaje lisérgico violando la veda electoral este fin de semana. En el 2019 se probó que las plantas, particularmente las de tabaco y tomate, emiten sonidos en situaciones de estrés como falta de riego o durante las podas. Estos sonidos se emiten a frecuencias que oscilan entre 20 y 100 kHz, por lo que no son detectables por el oído humano. Algunos animales e insectos, como los murciélagos y las polillas, teóricamente pueden detectarlos ya que su rango auditivo llega hasta los 90kHz, mientras que el de los humanos llega hasta los 20kHz.
Se dice que estos animales e insectos podrían beneficiarse de este fenómeno ya que les permitiría buscar refugio o alimento en plantas más debilitadas cuyos tejidos sean más fáciles de romper, o les podría ayudar a detectar y evitar zonas empobrecidas de recursos.
El mecanismo detrás de estos “gritos” parece estar relacionado con la formación y explosión de burbujas de aire en el xilema, el sistema vascular que transporta agua y nutrientes desde las raíces a otras partes de la planta. Cuando la planta se enfrenta al estrés, como durante una sequía, estas burbujas explotan generando una vibración que se traduce en sonidos ultrasónicos.
En el futuro, quizás, se podrán desarrollar sistemas de monitoreo que detecten estos sonidos para saber cuándo las plantas de cannabis u otros cultivos necesitan atención, como riegos o control ante plagas, desembocando en una agricultura más eficiente y precisa.
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