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Hace unos días comenzaron los Juegos Olímpicos en París. Como ya sabrán por casos de renombre en el ámbito deportivo, el uso del THC se penaliza de forma similar a sustancias que sí brindan ventaja deportiva y que pueden ser extremadamente dañinas para la salud, como los esteroides anabólicos o la EPO.

De hecho, aunque no hay estudios que prueben la ventaja deportiva de usar THC, la Agencia Mundial Antidopaje lo prohíbe alegando que sí puede aumentar el rendimiento, mencionando también los riesgos para la salud, riesgos legales, además de otras razones asociadas a la imagen pública del deporte.

Dada esta prohibición, ha habido algunos casos de deportistas olímpicos de renombre que han sido condenados duramente tanto por las organizaciones deportivas como por la sociedad misma, por haber dado positivo por THC o incluso por estar asociados de alguna forma a la planta. Estos son tres de los más conocidos:

Michael Phelps: En 2009 se publicó una fotografía de Phelps dándose un bongazo, lo que llevó a una suspensión de tres meses por parte de la federación de natación de USA y la pérdida de un patrocinio con Kellogg’s, a pesar de que el incidente no ocurrió durante los Juegos Olímpicos.

Ross Rebagliati (Juegos Olímpicos de Invierno de 1998): Rebagliati dio positivo por THC después de ganar la medalla de oro en snowboard. Inicialmente se le retiró la medalla pero luego se le devolvió, ya que el cannabis no estaba explícitamente prohibido en ese momento.

Sha’Carri Richardson (Juegos Olímpicos de Tokio de 2021): Richardson fue suspendida por un mes después de dar positivo por THC, lo que la llevó a perderse los Juegos de Tokio. El incidente provocó un debate global sobre la relevancia de las prohibiciones de cannabis en el deporte.